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Recientemente galardonada con el Premio Nobel de Literatura, leer a Annie Ernaux es sumergirse en el relato íntimo y a la vez social, de la vida de una mujer del siglo XX. LA VERGUENZA: En 1952, cuando Annie Ernaux tenía doce años, su padre quiso matar a su madre un domingo de junio, a primera hora de la tarde. Años después, esa escena se le presenta a la autora tan diáfanamente cruel como el día en que la vivió. Como en tantas otras familias, sus padres, que se odian entre sí, adoran en cambio a la niña, por lo que, mientras pasan los días y el olvido invade el hogar, el recuerdo de aquel domingo parece convertirse en un mal sueño. EL LUGAR: En abril de 1967, la autora y protagonista, por entonces joven aspirante a profesora de secundaria, supera el examen de capacitación en un liceo de Lyon para orgullo (y recelo) de su padre, antiguo obrero que, procedente del medio rural y tras trabajar duramente, ha acabado convertido en propietario de un pequeño comercio en las provincias. Para ese padre, todo eso significa otro paso adelante en su difícil ascenso social; sin embargo, poco le dura esta satisfacción, ya que fallece dos meses después. EL ACONTECIMIENTO: En octubre de 1963, cuando Annie Ernaux se halla en Ruan estudiando filología, descubre que está embarazada. Desde el primer momento no le cabe la menor duda de que no quiere tener esa criatura no deseada. En una sociedad en la que se penaliza el aborto con prisión y multa, Annie Ernaux se encuentra sola; hasta su pareja se desentiende del asunto. PURA PASION: «Desde el mes de septiembre del año pasado no he hecho más que esperar a un hombre: he estado esperando que me llamara y que viniera a verme»; así arranca la historia sobre la pasión de una mujer culta, inteligente, económicamente independiente, divorciada y con hijos ya mayores, que pierde la cabeza por diplomático de un país del Este que siente debilidad por la buena ropa y los coches aparatosos.